Convertirse en Un Experto: Práctica Deliberada. Parte 1.

 

Hace unas semanas, hice una revisión del nuevo libro de Dan John Never Let Go, donde, en uno de sus capítulos, relata la historia de un entrenador de lucha libre llamado Dan Gable y su filosofía básica de entrenamiento, que era la siguiente:

Si es importante, hágalo todos los días, y si no es importante, no lo haga en absoluto. – Dan Gable.

Y mientras que él discutía esta cita en un contexto ligeramente diferente (la forma en que se debe programar el entrenamiento para los diferentes patrones de movimiento), me dio la idea para el artículo de hoy, que es acerca de las habilidades de aprendizaje y llegar a ser “experto” en algo. Por supuesto, voy a estar centrado en aplicaciones de entrenamiento en este artículo, pero, según parece, las ideas son lo suficientemente generales como para aplicarse a una gran cantidad de áreas diferentes.

Para evitar que esto sea demasiado largo, voy a dividirlo en dos partes. Hoy día, en la Parte 1, quiero examinar brevemente lo que hace a un experto (a diferencia de un practicante no experto), además de estar notando brevemente uno de los modelos principales del desarrollo de la maestría. En la próxima entrega, en la Parte 2, voy a observar con más detalle ese modelo y atar algunas de las ideas al entrenamiento y al rendimiento deportivo.

 

¿Qué Hace a Un Experto?

Puede sorprender a algunos lectores darse cuenta de que en realidad hay bastante investigación sobre el tema del desarrollo de la maestría. Y no estoy hablando sólo en términos de aprendizaje motor (por ejemplo, la manera de aprender nuevas habilidades), sino lo que separa a los practicantes expertos de los practicantes menos expertos.

Haría notar que, en realidad los investigadores han tenido dificultades para definir o identificar el verdadero rendimiento de maestría y esto ha sido una dificultad en la ejecución de investigaciones. No voy a entrar en esto en detalle, porque creo que es un poco aburrido y no es realmente relevante para lo que quiero hablar. Usted puede consultar el libro que menciono a continuación si está particularmente interesado.

Este estudio en realidad se remonta a principios del siglo 20 cuando los científicos empezaron a interesarse en cosas como la habilidad de escribir y el envío del código Morse; así también, el ajedrez ha sido un área perenne de estudio. Las primeras ideas de maestría sostuvieron que debía haber algún tipo de ventaja genética (por ejemplo, un mejor tiempo de reacción o velocidad de movimiento de los dedos al escribir) en manos de los practicantes expertos. En su mayor parte, esta idea no fue apoyada.

Sin nada más, el simple hecho es que la maestría tiende a ser casi siempre de dominio específico. Es decir, ser un experto en una tarea no tiene casi nada que ver con la capacidad de ser experto en otra tarea, incluso si ésta está relacionada. Eso por sí solo sugiere que la maestría no tiene tanto que ver con la biología inherente, como con la práctica de la habilidad específica.

Esencialmente, en lugar de resultar derivada de alguna ventaja biológicamente relevante entre los practicantes expertos, el desarrollo de la maestría provino principalmente de la práctica, práctica y más práctica (tenga en cuenta mi uso de la palabra sobre todo en esta frase).

Más exactamente, todo se redujo a la clase correcta de práctica, un tema sobre el que voy a volver en más detalle en la Parte 2.

Por ejemplo, los estudios encontraron que los mecanógrafos más rápidos, eran más rápidos, no porque tuvieran dedos o tiempos de reacción inherentemente más rápidos. Más bien, a lo largo de años de práctica se volvieron mejores en mirar hacia adelante y mover sus dedos a un lugar adecuado antes, anticipando la próxima letra. Cuando esos mecanógrafos expertos tenían su vista bloqueada (de modo que no podían mirar con mayor antelación hacia adelante), su velocidad se reducía a la de los mecanógrafos más lentos. Y esa habilidad, la capacidad de mirar hacia adelante mientras se escribe es algo que uno simplemente aprende con años de práctica.

El ajedrez ha sido ampliamente estudiado en este respecto y brinda un ejemplo particularmente interesante por una variedad de razones a las que no voy a entrar. Pero, mientras que las primeras ideas llevaban a que los expertos de ajedrez eran más expertos a fuerza de una cierta capacidad de procesamiento mental inherente, la investigación no pudo confirmar esto (claro que tiene que tener la inteligencia básica para entender el juego).

Por el contrario, durante años de estudio y práctica, los expertos de ajedrez desarrollaron un par de habilidades relevantes y relacionadas entre sí, que mejoraron su desempeño en el ajedrez. Una de ellas es algo que los investigadores llaman fragmentación de la información. En promedio, el cerebro humano tiene la capacidad de almacenar aproximadamente 7 piezas de información en la memoria a corto plazo, lo que parece poner un límite a lo que podemos recordar.

Lo que nos conduce a un poco de trivia inútil: el inventor del juego del Tetris, en realidad desarrolló el juego en torno a este límite humano en recordar bits de información. Es decir, hay una razón por la que hay 7 piezas de forma distinta en el juego, y es que es el límite de lo que el cerebro humano puede (en promedio) recordar. Lamentablemente, ese poco de trivia nunca ha cambiado el hecho de que soy muy malo en Tetris. Pero estoy divagando.

En cualquier caso, la investigación muestra que, con la práctica, la gente puede recordar más que los 7 elementos de información fragmentada. Por ejemplo, las personas pueden aprender a recordar listas masivamente largas de números con el tiempo y lo hacen por la fragmentación de la información. Así que en lugar de tratar de recordar cientos de números individuales, las personas aprenden a relacionar secuencias de números juntos para agruparlos (por ejemplo, es posible relacionar la secuencia 357 a la pistola o el 420 a trabarse o lo que sea, en un estudio, un corredor involucrado en estudio sobre la memoria comenzó a fragmentar secuencias de 4 dígitos a sus tiempos de carrera). Si puede hacer pedazos de 3 bits de información en uno solo, obtiene la capacidad de recordar 21 elementos de información (7 trozos * 3 bits de información = 21 bits de información).

Y esto es parte de lo que sucede con los jugadores de ajedrez. Mientras que una persona no experta sólo puede recordar la posición de 7 piezas en un tablero, el experto, fragmentando múltiples piezas en patrones, puede recordar mucho más. Y gran parte de esto ocurre mediante el estudio constante de las posiciones de ajedrez y los juegos de los demás (así como de jugar sus propios juegos). Al exponerse ellos mismos a posiciones y patrones comunes de piezas en el tablero, los ajedrecistas expertos mejoran su capacidad para recordar los patrones de las piezas de ajedrez.

Así que en lugar de recordar sólo un puñado de piezas, los jugadores de ajedrez expertos pueden recordar las posiciones de muchas más piezas. Esto se puede demostrarse por el hecho de que, mientras que los jugadores de ajedrez expertos muestran una memoria superior de las posiciones de ajedrez estándares (por ejemplo, posiciones que se producirían en un juego normal), no son mejores que los no expertos en recordar posiciones aleatorias (por ejemplo, las que no se producirían en el entorno de un juego).

Esencialmente, durante años de práctica, estudio y juego (incluyendo el estudio de los juegos de los jugadores maestros del ajedrez), los ajedrecistas expertos incrementar su repertorio de posiciones diferentes de ajedrez, junto con una mayor capacidad para juntar varias piezas en un patrón y ser más capaces de reconocer patrones en el tablero y cómo jugarlos mejor (basado en el óptimo juego de jugadores anteriores). Pero no es debido a una mejora inherente en la capacidad de la memoria o a alguna profunda capacidad intelectual para jugar mejor al ajedrez, es simplemente aprendido durante años de práctica.

Este mismo patrón básico se sostiene a través de una variedad de campos incluyendo a los deportes (para una introducción semi-legible pero técnicamente pesada del tema, me gustaría sugerir el libro Expert Performance in Sports: Advances in Research on Sport Expertise).

Adelantándome un poco, esto es probablemente el porqué, los entrenadores de deportes de equipo tienden a exponer a sus jugadores a una gran cantidad de situaciones diferentes durante años de práctica, la mayor parte de “llegar a ser bueno” en ciertos deportes es ser capaz de reconocer un determinado patrón de juego (por ejemplo, un quarterback reconoce una carga o lo que sea) sobre la base de algo que han visto o han sido expuestos con anterioridad. Los jugadores de tenis aprenden a anticipar el siguiente golpe del contrario en función de su exposición a situaciones específicas de juego, lo mismo vale para el voleibol.

Sin embargo, nada de lo anterior realmente dice nada acerca de cómo se desarrolla la maestría, sino que simplemente apoya la idea de que la mayor parte del desarrollo de la maestría se reduce a la práctica y mejora en el conjunto de habilidades que participan más en esa actividad, que cierta capacidad genética inherente (por supuesto puede haber factores genéticos subyacentes que limitan o determinan la capacidad y/o la voluntad de la práctica o el nivel último alcanzado, un tema sobre el que volveré en la Parte 2).

Pero como he mencionado anteriormente, simplemente “la práctica”, no parece ser suficiente ni nadie que haya pasado 10 años haciendo algo se volverá un experto en ello. Es evidente que ese no es el caso.

 

Anders Ericsson y la Teoría de la Práctica Deliberada.

En 1993, un investigador llamado K. Anders Ericsson publicó un artículo titulado “The Role of Deliberate Practice in the Acquisition of Expert Performance” (puede hacer clic en el enlace para descargar el documento completo del original en inglés) en el que desarrolló un marco teórico general para la mejora de conocimientos mediante el examen del proceso de los mismos a través de una variedad de diferentes dominios para ver los puntos en común.

Antes de echarle un vistazo a algunos de los detalles del modelo de Ericsson en la Parte 2, quiero hablar de algunas otras limitaciones que son relevantes para el desarrollo de la maestría que claramente limitan lo que se puede y no se puede lograr.

Una de ellas es una simple restricción de recursos, usted tiene que tener la capacidad de participar efectivamente en la práctica de las habilidades que desea desarrollar.

Es decir, si usted quiere llegar a ser un levantador olímpico, pero no tiene acceso a una barra, discos, a alguien para que le enseñe el movimiento, es probable que tenga un problema con llegar a ser un experto. Si quiere ser una patinadora artística y no tienen acceso a una pista o no puede permitirse un entrenador, es posible que tenga problemas para convertirse en una gran patinadora.

También hay una limitación de tiempo, con Ericsson suponiendo que la mejora se relaciona de una manera monótona con la cantidad de tiempo de la práctica puesta a tal fin. Esta idea en realidad ha sido declarada antes que la regla de los 10 años. Es decir, en promedio, desde el principio de una actividad hasta el desarrollo de la maestría, toma cerca de 10 años de práctica correcta o algo así (en algunos campos, puede tomar más tiempo que eso). Otros ponen esto en términos de horas, con cerca de 10.000 horas de práctica requeridas para desarrollar una maestría.

En ese orden de ideas, algo en común entre los practicantes expertos (en comparación a los practicantes no expertos) es que se dedican a la práctica deliberada por períodos más largos que los practicantes no expertos. Y, con los años, esto suma enormemente. Es decir, considere a alguien participando en 3 horas de práctica por día frente a 1 hora de práctica por día y haciendo esto 4 días a la semana (208 días/año) y la forma en que eso se suma a lo largo de años de práctica.

Por supuesto, con toda probabilidad la persona que trata de convertirse en un experto participará en más de lo que he descrito anteriormente, y en menos, el no experto. Alguien practicando 3 horas/día 6 días/semana (ciertamente no imposible en muchos deportes o para los músicos) incrementará sus horas de práctica de manera significativa en comparación con alguien haciendo sólo 1 hora/día, tres días/semana. En ese caso, en la marca de 1 año, lo que observará serán 936 frente a 208 horas de práctica. A los 5 años, verá cerca de 5000 horas frente a tan sólo 1000 horas.

Suponiendo que se necesitan 10.000 horas de práctica para lograr maestría, es bastante claro que (dentro de ciertos límites), la persona que pone más horas llegará allí más rápido. De hecho, la persona que hace menos, nunca puede llegar en cualquier marco de tiempo realista (es decir, con 200 horas/año, se necesitarían 50 años para acumular 10.000 horas).

Estoy simplificando un poco las cosas, es evidente que en muchos dominios (y el deporte es uno de ellos), hay un límite a la cantidad de práctica que se puede hacer por día (dentro de los límites de la fatiga mental y física). Sin embargo, dentro de esa limitación, claramente la persona que pone más horas de práctica logrará más rápidamente la maestría (y, sin duda, examinando los hábitos de los practicantes expertos, vemos que ponen más horas de práctica que los practicantes de nivel inferior).

Pero esto plantea una pregunta que voy a utilizar para terminar la Parte 1 y llevar a la Parte 2. Es evidente que sólo yendo a través de los movimientos por 10 años (o 10.000 horas) no es suficiente. Usted puede probarse esto a sí mismo entrando en cualquier gimnasio comercial en el mundo, usted puede encontrar personas que han pasado 10 años levantando pesas y que todavía apestan en ello. Y no me refiero en términos de peso en la barra, sino a chicos que, a pesar de haber “levantado durante 10 años” todavía no pueden hacer banca o sentadilla con nada que se aproxime a una forma apropiada.

¿Por qué no se convierten en expertos, poniendo sus 10 años?

Porque sólo la práctica en sí misma no parece suficiente. Por el contrario, hay que hacer el tipo de práctica correcta para mejorar el rendimiento y desarrollar los conocimientos o habilidades. Eso es lo que Ericsson refiere como “práctica deliberada”, y voy a echar un vistazo a los detalles de su modelo, junto a la forma de aplicarlo en el entrenamiento, en la próxima entrega en la Parte 2.

 

Acerca del Autor.

Lyle McDonald comenzó a interesarse en las ciencias del ejercicio y la nutrición en la escuela secundaria a través de su participación en artes marciales, gimnasia, triatlón y levantamiento de pesas. Esto le llevó a seguir una licenciatura en ciencias en Kinesiología en la Universidad de California, Los Ángeles. El plan de estudios incluyó una cantidad abrumadora de la fisiología humana básica, la anatomía, bioquímica, endocrinología, así como cursos de fisiología del ejercicio, biomecánica y nutrición.

Después de su graduación en 1993, se involucró en el entrenamiento personalizado en una variedad de entornos. Desde ese momento hasta el presente es cuando realmente aprendido sobre algunas de las realidades sobre el entrenamiento, la nutrición, etc.

Ha publicado cinco libros sobre diversos aspectos del ejercicio y la dieta entre los que se encuentran el famoso libro "Ketogenic Diet", así como de "Rapid Fat Loss Handbook" y "Guide to Flexible Dieting". Además ha escrito para diversas revistas (Flex y la ahora difunta Peak Training Journal), y sitios web (que incluyen Cyberpump, Mesomorphosis, MindandMuscle, ReadtheCore).

Es propietario del sitio http://www.bodyrecomposition.com/.

Traducido por Juan Ignacio Arenillas con autorización del autor.

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